martes, 16 de marzo de 2010

Caaaallleejerroo de Nueva York. Capítulo 4



Armonía y FAT CAT (dedicado a D. Joaquín)

A ver ahora cómo explico yo esto sin que os riáis de mí… Pero tengo que contarlo. Por eso he hecho este blog, entre otros motivos. Además, estos días, (glorioso facebook, por una vez haces algo grande) estoy disfrutando de las palabras, casi a diario, como en su momento, de mi profesor del colegio D. Joaquín y eso le imprime a uno ganas de hablar en serio... El caso es que os lo tengo que contar… Y perdonadme si me pongo pesao… Porque uno se levanta un día pensando en la hipoteca, otro en la novia, otro en cosas del trabajo, otro en el betis, otros en nada… yo qué sé… Y hoy voy y me levanto pensando “en la armonía”. Toma castaña. Hay que tener en cuenta que tengo un catarro neoyorquino a lo grande y puede que haya tenido fiebre durante la noche o algo así. El caso es que me despierto y lo primero que pienso es en el milagro de despertarme… En la armonía necesaria de tantas cosas para que yo me levante por la mañana y todo siga en su sitio… Einstein, en su teoría de la relatividad (os prometo que intenté leer su teoría pero no me enteré de mucho… Si alguien tiene una idea de esto clara, para novatos, por favor que me lo haga saber), ponía un ejemplo muy claro, para que lo entendiera hasta “un cualquiera”. Él contaba que se montaba en un taxi y le preguntaba al taxista: “perdone, ¿por dónde queda mi casa hoy?”. Y eso es un poco lo que sentí esta mañana al incorporarme. ¿Cómo sigo aquí a la orilla del East River, cómo sigue esta casa pegada en el mismo sitio, cómo sigo, al fin y al cabo, vivo? ¿Cuántas fuerzas tienen que equilibrarse para que el Empire State Building siga ahí día tras día? Hay otras fuerzas malignas que pueden destruir torres más altas en un segundo pero de esto no quiero hablar ahora… Es decir, tú te pones al pie de esa mole del Empire, tú te montas en él, justo donde estuvo enganchao King Kong, y te da el viento bien fuerte allí arriba pero el edificio sigue y sigue ahí sin inmutarse… Y mientras estas ahí viendo la tele y desayunando, la tierra no para de girar y de viajar flotando por ahí por el espacio. Casi nada. Lo mismo estamos boca abajo o de lado con respecto a la posición de la tierra en el universo, aunque ni siquiera arriba o abajo tiene sentido a esos niveles. ¿Cómo aguanta aquí todo pegado día tras día? Parece una pregunta muy naive pero... Y lo mismo pero a nivel molecular, dentro de mí. ¿Cuántos canales de sodio y potasio y calcio y quién sabe de cuántas sustancias más aún desconocidas tienen que funcionar al unísono, sin desmayo, cada milésima de segundo, para mover una sola de las fibras del músculo de mi corazón? Y he estado durmiendo y he seguido vivo y me despierto y sigo aquí, en esta habitación, en esta ciudad, con el mismo aspecto… ¿Pero cómo es posible? Y entonces viene lo de armonía. Se me vino esa palabra a la cabeza. En el diccionario, entre otras cosas (lo adjunto abajo): conveniente proporción y correspondencia de unas cosas con otras… Es curiosa su uso en El Salvador: curiosidad, deseo de saber algo… Será que en realidad este catarro me ha hecho tener fiebre, pero yo no doy crédito… Me miro al espejo y me veo que todavía sigo vivo, que la casa donde ahora habito sigue con el techo en el techo y el suelo en el suelo… Es tan cotidiano como milagroso, pero las cosas, cada objeto, está en el mismo sitio exacto que donde las dejé anoche… Me imagino cuánta armonía tiene que estar ocurriendo en cada célula sin parar ni un segundo para que yo esté ahí de pie frente al espejo… Trato de imaginar la armonía de tantos millones de fuerzas cósmicas para que el East River siga ahí yendo y viniendo y esta casa siga en el 509, al menos teniendo en cuenta la referencia terrícola… Y para colmo, para rematar el día, por la noche nos vamos al FAT CAT, un garito imposible de la antológica calle Christopher a tomar unas cervezas y unos tíos recién salidos del instituto se ponen a tocar jazz y a liarla acompasando toda clase de ritmos y entonces la armonía se eleva a la enésima potencia, se destruye para ser algo más grande aún en manos de unos tipos tan vulgares como irrepetibles, en un sitio que quién sabe cómo todo sigue en pie y tan bien equilibrado pese al caos imperante… Porque del ciclo del carbono, de la fotosíntesis, de las reacciones en el núcleo del sol o entre el H2 y la 0, mejor hablamos otro día… Armonía… En fin… Qué cosas más raras piensa uno a veces... Si mañana me levanto y la armonía ha puesto de nuevo al Betis en primera, prometo contároslo también… ¡Pero está la cosa difícil!
D. Joaquín, gracias por tu rincón de Facebook... Volvemos a las clases de sociales pero a lo grande...

Armonía: (Del lat. harmonĭa, y este del gr. ἁρμονία, de ἁρμός, ajustamiento, combinación).
1. f. Unión y combinación de sonidos simultáneos y diferentes, pero acordes.
2. f. Bien concertada y grata variedad de sonidos, medidas y pausas que resulta en la prosa o en el verso por la feliz combinación de las sílabas, voces y cláusulas empleadas en él.
3. f. Conveniente proporción y correspondencia de unas cosas con otras.
4. f. Amistad y buena correspondencia.
5. f. Mús. Arte de formar y enlazar los acordes.
6. f. El Salv. curiosidad (‖ deseo de saber o averiguar algo).

Pie de foto: El FAT CAT, esta noche, desde mi cámara... Esos tíos con pintas de pringaillos, son unos cracks increibles... El FAT CAT, lugares de eso que no se te olvidan en tu vida...

1 comentario:

  1. Qué despertar!!
    Hay un poema de Jorge Guillen con un despertar trascendente, en el que va abriendo poco a poco los ojos a la maravilla que es la realidad... te lo recomendaría en vuelta a tus grandes recomendaciones, pero ahora no recuerdo su título ni sus versos... En cuanto velvan a mi
    Mil besos, tio grande!

    ResponderEliminar