sábado, 4 de mayo de 2013

¿A TI TE GUSTA ALGÚN ESCRITOR DE DERECHAS?





                                                


Después de 32 años ya era hora. Pararse y darle tiempo a Pemán para que se explique por sí mismo. Por su obra. Y yo que siempre tuve la pena de no haber vivido, por unos metros, mi infancia y mi juventud en una calle que se llamara Juan Ramón Jiménez. Pero no, me tocó la calle José María Pemán, justo en medio de las llamadas Juan Ramón Jiménez y Vicente Aleixandre. Lo primero que supe del poeta-dramaturgo-periodista-derechón D. José María Pemán (es curioso que el Don siempre salga más fácil delante de “gentes de bien” que de izquierdosos... Qué ridículo decir Don Miguel Hernández, por ejemplo...) fue gracias al médico de cabecera al que me llevaba en Dos Hermanas mi madre. Fuera lo que fuera lo que me hacía estar enfermo, al médico (Don Juan, entrañable, quitándole siempre importancia a todo... Debe ser que los médicos ya no somos “gentes de bien” porque se nos ha dejado de decir Don...) sólo le llamaba la atención el nombre de la calle donde vivíamos. Cuando miraba en la cartilla de la Seguridad Social de mi madre los datos del afiliado, siempre le saltaban a sus ojos esas palabras tan bien juntadas y tildadas: “Calle José María Pemán”. Y se olvidaba de orzuelos, gripes, gastroenteritis y soltaba su discurso. Siempre el mismo. “Hooombre, Don José María Pemán... qué gran escritor... Y olvidado por culpa de ser franquista.... Qué injusticia... Su mejor libro es Andalucía, qué gran libro, ohhh, una maravilla...”. Y entonces me miraba y me decía: “Joven, ¿usted sabe quién fue Don José María Pemán?”. Y no me dejaba responder, aunque poco tenía que decir yo entonces... “Qué va a saber... Ahora enseñan otras cosas en el colegio... Lorca y todo eso... ¡Don José María Pemán!...”. En las siguientes visitas no recordaba que ya nos había dado a mi madre y a mí su discurso y lo repetía, calcado, cada vez que encaraba la cartilla para rellenar las recetas de paracetamoles y colirios... El único libro que recomendaba con reiteración era ese tal “Andalucía”, con lo que lo convertía casi en un mito para mí con tal repetición obsesiva. Mi madre, imaginaos, siempre salía indignada con Don Juan porque no oía mis quejas y no dejaba de hablar de aquel dichoso escritor en vez de centrarse en mis amígdalas... Pero dejé pasar el tiempo, todavía me pregunto por qué. Bueno, sí lo sé, por Lorca, precisamente, Juan Ramón, Miguel Hernández y un tácito escrúpulo político infantiloide y absurdo. Luego Sabina, en esa explosión adolescente inevitable llena de cantautores y canciones sabineras gamberras, remató la imagen de Pemán en su canción dedicada al entierro de Franco en el disco de la Mandrágora: “miiil añoos tardó en moriirseee...” y luego “Saan José María Pemán unoos versos recitóo”. Entre Torquemada, el Cid, y toda la ristra de rancios aparecía, para mis oídos adolescentes, la figura de Pemán y claro, uno le echa una cruz y fin. A seguir maldiciendo el momento en el que los del Ayuntamiento de Dos Hermanas se les ocurrió ponerle a mi calle ese nombre maldito y no el de Luis Cernuda o hasta el de Salinas o el de Guillén me valían... Y pasó más tiempo y luego más y luego me mudé por fin a Ballesta (cuando era Ballesta de verdad y no ahora, TriBall. Por cierto, viví delante de la casa de recién casada de Rosalía Castro y más abajo se hospedó Martí, para alegría de mis ansias geográfico-literarias juveniles...) y a la Escalinata y al arco de Cuchilleros y entonces buscaba historias interesantes de esas calles que por fin llenaran ese vacío durante tantos años arrastrado por culpa de Pemán... Incluso en la calle Rafael Bergamín me sentí mucho más reconfortado aunque este solo fuera el hermano gris arquitecto del gran poeta del 27 (“gran poeta” que, a posteriori, descubriría que no le llega a Pemán ni a los talones...). Otros datos de Pemán a acumular son: de Cádiz (algo tendrá que ver en todo esto Cádiz...de eso no hay duda...), el Séneca de TVE,letras de himnos patrióticos, la revista Ellas llena de machismo a lo Pilar Primo de Rivera... Hasta “Los tres etcétera de Don Simón”.
                                                                         



Encontré esa obrita de teatro en una librería cerca de mi casa actual (con nombre de calle mucho más prosaico, aunque digno de todo Monopoly que se precie), vi ese nombre en su portada, ese nombre que he escrito millones de veces en formularios, matrículas, contratos... y que todavía aparece en mi D.N.I y me dije: “vamos a darle una oportunidad a Don José María Pemán”. Era verano, me eché al sol y me lo leí del tirón. Bueno, no del todo del tirón porque tenía que parar de vez en cuando para coger aire para no morir ahogado de risa... Una loca comedia ambientada en pueblos alrededor de La Carolina. Como si Lubitsch hubiera nacido en Jaén. Luego me compré Metternich y las crónicas de Séneca y luego Mis mejores artículos en una visita a Cádiz donde, por supuesto, venden sus obras completas en las papelerías. Después, hoy mismo, por pura casualidad, en la feria de Recoletos, ante mis ojos aparece... ANDALUCÍA



Me dio un vuelco al corazón y mi asombro fue tan explícito que por supuesto la librera podría haberme pedido mucho más por el libro de lo que en realidad me cobró... Suerte que el precio estaba escrito en la primera página... 32 años. Y por fin el libro en mis manos. ¿Estará todavía vivo Don Juan? Todo es preguntárselo a internet e internet dice que en el año 2012 el Colegio de Médicos de Sevilla le entregó una distinción como “médico ilustre” por sus más de 40 años al servicio de la Medicina rural en el pueblo de Dos Hermanas. La noticia de Don Juan va con foto y todo y no puedo refrenar un escalofrío de emoción al ver su figura, igual casi que cuando yo iba a verlo de pequeño cogido de la mano, siempre fuerte y bien cuidada, de mi madre... Mi madre, claro, a ella le hubiera encantado tanto ver cerrarse esta historia como ahora se va cerrando... Y aquí estoy, aguantando alguna lágrima leyendo a Pemán una vez más, leyendo un libro que me ha costado casi 30 años leer. Y entonces ya me reconcilio del todo con Don Jose María y aquella mala suerte inicial de “casi” vivir en la calle de Juan Ramón Jiménez se vuelve, como casi siempre pasa en la vida, una genial casualidad impagable. Una lección contra los prejuicios. 32 años me han costado aunque nunca es tarde para reconciliarse con alguien... Hasta con un escritor franquista, franquista, sí, pero por encima de todo un escritor de los grandes, con mayúsculas, con una prosa ágil, inteligente, divertida, culta y de pueblo a la vez, incisiva y muy lejos de ser rancia o fascista.Y por todo esto, por lo sentimental y por lo puramente literario, hago sitio en mi estantería “top five”y se gana su espacio, quién me lo iba a decir después de todo, junto a Cortázar (él, cronopio sin camiseta, fumando rodeado de gatos...), Umbral (tan madrileño, tan chulesco, tan canalla...) y Zweig (todo lleno de humanidad abierta y positiva...)...Otro día tendremos que hablar de un gran amigo de Pemán, Don Manuel Machado, falangista de carné, también enterrado por la historia literaria...Menos mal que el Ayuntamiento de Dos Hermanas no sabe, después de más de 30 años de alcaldía de izquierdas, de distinciones políticas en la literatura y también Manuel tiene su calle en mi antiguo barrio...
     


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