sábado, 19 de abril de 2014

TAMBIÉN LOS ABOGADOS TIENEN DERECHO A SER CURSIS

Ni idea de su vida. Antonio Huerga y Charo Fierro, los editores que se atrevieron con la BIPEDESTACIÓN, me han contado alguna historia sobre él. Personal. Escuchándolos, uno se hace la idea de un hombre elegante, reposado, algo elitista, abogado al que de repente, en uno de esos pisos amplios y luminosos del centro de cualquier ciudad donde notarios y dentistas montan sus negocios, abogado recto y cumplidor, de repente le sale de dentro de la americana de marca un poeta raro, griego, gay, un Kavafis malagueño pero tirando a lo onírico. Ni idea de su vida. De su muerte sí me di cuenta, quizá meses después de que ocurriera. O años. Lo recuerdo. De repente busqué algún dato suyo y ya estaba muerto… Huerga y Fierro cuentan que era afable, que hay una calle en Málaga con su nombre, que les regaló alguno de esos dibujos lorquianos que hacía hilvanando letras y cabelleras con toda naturalidad… Ni idea de su vida pero lo conozco desde hace mucho… Desde aquel coleccionismo de los libros diminutos de poesía que sacaron casi a la vez Mondadori y Plaza&Janés a 350 pesetas, con portadas chillonas y un catálogo de lo más variopinto (sueno a posguerra de repente… ¿Los noventa ya están sonando tan remotos en nuestras bocas?)… Uno de esos libros, comprado por eso mismo, por puro coleccionismo, era El ladrón de atardeceres de Rafael, Rafael Pérez Estrada, sí, nombre de empleado de banco, sí, nombre de profesor de Naturales, sí…En ese libro venía (viene) una semblanza… Nació en 1934, Málaga, finalista de algún premio, teatro, poesía, alguna novela… Muchos títulos concatenados… En wikipedia aparece… ¡Estamos salvados pues! No me preguntéis por qué lleva ese loro en casi todas las fotos de “Imágenes” de Google porque no voy a saber responderos… Ni idea de su vida, ni idea de su loro… ¿Wikipedia? Cuatro frases y tirando. Abogado. Tiene cara de abogado, sí. ¿Cómo puede un abogado con cara de abogado llevarse tan bien con los mismísimos ángeles? ¿Llegar a lo cursi con tanta elegancia? Curso a lo RAMÓN (Gómez de la Serna, se entiende). Esto no es una metáfora forzada. Es un hecho. Rafael sabe escribir de muchas cosas pero sobre todo de ángeles: 

“Cree el ángel en su inocencia que hay hombres de la guarda”.

“Llora el ángel del muerto su desolación, y como una joven viuda busca un nuevo hombre”.

                                                           El vendedor de logaritmos

Y así… Certero. Otra cosa que se le da bien es contar sueños. Inventarlos. Dicen, o él mismo decía, que estaba incapacitado para tener sueños, así que se los inventaba -tomad esto como un diagnóstico clínico, no como otra fallida metáfora-. 

“Siendo muy niño acompañaba a mi tío el levitador de pueblo en pueblo, de plaza en plaza. Mientras él levitaba (un ejercicio poco frecuente), me contentaba con verlo ascender en el brillo de mis canicas que eran como ojos, como miradas transparentes deslizándose por las gastadas piedras de las plazas…”

Tras muchos años de no saber nada, absolutamente nada, de Pérez Estada, una de sus frases, creo que la mejor que pudo escribir en toda su vida, me viene de perlas para empezar uno de los capítulos en los que se divide la Bipedestación (y otros conceptos antropomorfos, toma cuña publicitaria) y allí que la pongo sin preguntar a nadie… Y entonces fue cuando el círculo se cerró (o se abrió mejor dicho). Charo Fierro vio aquel nombre en el pdf de las galeradas, aquel nombre de vecino del quinto, de procurador, y le brillaron los ojos. Con su entusiasmo habitual fue y vino por la editorial mostrándome libros suyos, muchos, azules, blancos, negros, todos esos libros que se citaban en el pequeño librito de Plaza&Janés que compré, por puro coleccionismo, hacía mucho (en la Librería de Valme de Dos Hermanas, sí, la de toda la vida): El domador o Los oficios del sueño o los Obeliscos o Valle de los galanes o… Allá que iba Charo sacando el dibujo dedicado y más y más libros y anécdotas y semblanzas adornadas y… Puse todo en una bolsa, precio especial por el entusiasmo y para casa. ¡Rafael y yo en el mismo catálogo de la misma editorial! De vuelta a casa cruzando Lavapiés con mi bolsa llena de libros y de anécdotas de Rafael no podría creer, dando saltos de entusiamos, tan mágica coincidencia...

“…Un drama excesivo –dijo el muchacho, mi acompañante en las cosas inesperadas-. Después vi a la mujer danzando horizontal sobre la arena. Parece una araña, comentó impío el muchacho. Al poco, la mujer dio a luz. El recién nacido era como un cromo inglés y victoriano…”.

Ni idea de su vida. Abogado, piso enorme, aristocrático y con puerta de servicio en el centro de Málaga. Una calle con su nombre. Un loro en el hombro. Dibujos lorquianos donde la cola de un gato sale del codo de un niño y es todo lo mismo… Y sueños, sueños imposibles, emociones desconcertantes, tiernos monstruos en playas imaginarias, todo eso que se le puede ocurrir perfectamente a cualquiera mientras cuadra herencias y otros pleitos… 

…La locura que edifica ángeles y sirenas.
La envidia del ave migratoria por el pez volador.
El río que asciende y vuelve a sus orígenes y se niega 
a ir al mar porque sabe que el mar es el morir.
La fragilidad de los objetos más queridos.
La pasión del botánico por la orquídea canora.
La sorpresa de un arco iris en la noche.
La indefensión del grito en la distancia.
La torpe indiferencia de la piedra.
(…)
La transparencia de la palabra agua.
El fósil de la palabra nunca dicha
y el desánimo de una hoja en otoño…







Postdata: No quiero señalar a nadie pero cierta “malagueña salerosa”, que espero que haya leído esto, me debe “cierto libro” de “cierta” exposición de Pérez Estrada… Y ahí lo dejo…